Rompiendo estructuras de tu castillo de naipes,
estuve esperando largo tiempo para encontrarte,
pensaba que quizá el cielo haría vibrar tus pupilas,
sus colores,
la inmensidad que tus brazos abiertos no pueden alcanzar.
El paupérrimo sentimiento que puede hacerte arder,
la calma con la que podemos estallar.
El amor que desenfrena a los ciegos,
las fantasías que pesan en tu cuerpo
y dejan marcas en tu piel.
Tu respiración ardiente que sin dudar se acerca
justo cuando debo irme...
Y otra vez será, cariño.

0 katmandúes:

Entrada más reciente Entrada antigua Página Principal