La risa que encubre el llanto meoso de un viejo;
el plagio a la biblia que acarrea tu religión de idiotas sin babas;
la respuesta equivocada;
el ruido a cristal resquebrajado que hacen las almas al romperse;
tus párpados como bisagras que rechinan;
la miel desperdiciada de un seno virginal...
Me senté a contar cuántos pasos di.
Rechazaste el brazo que querí rodearte y lo arrojaste donde yacen los escombros de tu moralidad.
Las pancartas y los graffitos sin sentido ahorcan la atmósfera: la asfixian y escupe sangre;
sangre de palabras y relojes sin aguja.
El efecto doppler no colabora, tu voz sigue sin ser escuchada, tu garganta no puede más, y ya te resignás a la moda del último día.
Tu cuello desnudándose de collares y vistiéndose de soga;
Tus ojos despidiéndose de tus órbitas, tu corazón latió el tiempo que la muerte tardó en llegar.

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